España: situación de la cotorra argentina

Actualmente, en toda España, existen multitud de colonias de cotorras argentinas en libertad. El Gobierno español catalogó a la Myiopsitta monachus como especie invasora por primera vez en 2008 y, desde entonces, existe una campaña mediática de desprestigio y demonización hacia estas simpáticas aves, con la connivencia incluso de asociaciones de defensa de animales con la excusa de que alteran el ecosistema y ponen en peligro la supervivencia de otros seres. Con frecuencia, incluso se las confunde en diferentes medios con la cotorra de Kramer (Psittacula krameri), poniendo de manifiesto la ignorancia de quien intenta poner a la opinión pública contra un ave que no tiene culpa de haberse adaptado a la vida en libertad fuera de su hábitat. La cotorra argentina no tiene que ver con la de Kramer prácticamente en nada: son especies diferentes, tienen un comportamiento diferente y pertenecen incluso a géneros diferentes. Su parecido se limita a que ambas especies son de color verde, de tamaño parecido y que popularmente a ambas se les llama cotorras.

Como están en el catálogo de especies invasoras, es importante reseñar que es ilegal vender, comprar, tener y hacer criar cotorras argentinas en este país. La única forma que puede ser aceptada es que una asociación protectora la recoja.


¿Por qué hay cotorras argentinas libres en España?

No queremos ponernos muy técnicos, así que daremos una explicación más bien general. Hacia los años 70 y principios de los 80 las cotorras argentinas habían adquirido una gran popularidad como mascotas y gran cantidad de ellas llegaron a España importadas. Estas cotorras importadas no habían sido criadas en cautividad, sino que se las apresaba y sacaba de su medio natural para hacerlas vivir en jaulas a miles de kilómetros de donde habían nacido. Así se explica que no fueran las mascotas ideales que sus dueños esperaban, ya que no estaban habituadas en absoluto al contacto humano o vivir en casas, mucho menos en jaulas. Os podéis imaginar que un animal al que han sacado de su medio natural y han separado de su comunidad no estaba demasiado contento ni por la labor de cooperar con su nueva familia. Todo esto provocó que muchos dueños, de forma un tanto irresponsable, liberaran a sus mascotas (o, lo que es lo mismo, las abandonaran) y estas se juntaran y se establecieran en nuestras ciudades.


El mito de la cotorra argentina perjudicial

La cotorra argentina es considerada una plaga para los cultivos en sus lugares de origen, donde en vez de vivir en el medio urbano, viven en el medio rural. Este es uno de los motivos por los que la cotorra argentina no goza de buena prensa aunque, allí donde es especie introducida se mantiene en el medio urbano y no ha atacado cultivos salvo que estos se encontraran lindando o inmersos en dicho medio. Es altamente improbable que la cotorra se extienda por el medio rural, ya que no lo ha hecho hasta ahora (y lleva ya casi 4 décadas libre entre nosotros) y en el medio urbano obtiene alimento de forma fácil, cobijo y además las ciudades causan una alteración en el clima típico de una región, siendo más suave que en la zona donde esta se sitúa debido a la actividad humana prácticamente constante de dicha ciudad. Existen numerosos estudios científicos que explican lo que se ha condensado en este párrafo.

Últimamente se dice también que las cotorras son responsables de la disminución de población de los gorriones. Esta afirmación carece de base científica alguna, precisamente lo que debiera tener si se quiere establecer. Por poner un ejemplo claro, en Londres el gorrión está prácticamente desaparecido y allí no hay prácticamente presencia de cotorras argentinas. Por si os interesa, sí que hay estudios que indican que el declive del gorrión se debe probablemente a la conjunción de varios factores pero, sobre todo, a la alta contaminación en los núcleos urbanos y a la falta de insectos en ellos, que cada vez está más patente.

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